El 5 de junio las chicas de 2º y 3º EGB tuvieron la visita de Birgit, una maestra rural alemana que se encontraba en Dolores y accedió entusiasmada a charlar con ellas sobre un tema en común: la escuela.
Birgit es una apasionada de su trabajo, se nota en la manera de hablar y en el tiempo que deja correr, sin preocupación, mientras explica o responde a nuestros interrogantes. Se expresa muy bien en español y rehúsa a las ayudas que su esposo, Franco, oriundo de nuestra ciudad, le ofrece a veces; es que quiere darse a entender con términos precisos de la "jerga pedagògica" y no es ésa la especialidad de él.
Nos cuenta que en su provincia, al sur de Alemania, la educación primaria consta de tan sólo cuatro años y que, a los nueve, niños y niñas son seleccionados por sus maestros para que continúen los estudios secundarios según haya sido su rendimiento. Por ejemplo, a un alumno de notas bajas o que ha demostrado dificultades intelectuales, se le asignará una escuela secundaria de "bajo nivel", en la que se aprenderá sólo un idioma extranjero (inglés) y los contenidos tendrán un fuerte anclaje en lo manual. Esta escuela dura cinco años y una vez finalizada lo habilitará para continuar aprendiendo un oficio en un sistema estatal que se asemeja mucho a los "aprendices" de la Edad Media.
Si el rendimiento ha sido bueno, el estudiante puede acceder a una escuela de "nivel medio", que dura siete años y en la que se aprenden dos idiomas extranjeros obligatoriamente; prepara para desempeñarse en administración pública o empleos técnicos.
En cambio, sólo si el rendimiento ha sido óptimo, se puede acceder a una escuela secundaria de "alto nivel", de nueve años de duración, con cuatro idiomas obligatorios y que es la única que habilita para los estudios universitarios.
Por supuesto, si alguien así lo desea puede intentar cambiar de nivel, para ello deberá demostrar su idoneidad mediante exámenes y recomenzar, si los pasa, desde el primer año de esa nueva escuela.
Si quieres ser maestra, luego de finalizar el secundario de medio o alto nivel, puedes concurrir a un "Instituto Pedagógico" durante cuatro años, durante los cuales se alternarán cuatrimestres de práctica pura en escuelas, con otros básicamente teóricos. Luego, durante un año y medio, se hará una residencia, con visitas mensuales de supervisores y un exámen final estatal muy riguroso.
Los exámenes son una constante en el relato ameno de Birgit, al finalizar la secundaria de cualquier nivel, incluso la primaria, y durante la carrera docente se es examinado cada cinco años.
También hay diferencias en el sistema de contratación, allí las notas de un maestro egresado son muy importantes y de ellas dependerá que sea o no convocado a trabajar. Existe un único listado a nivel provincial y se es llamado para ocupar aquel cargo que esté vacante, independientemente del lugar en que uno viva. Esto implicó, en el caso de Birgit, que tuviera que mudarse de ciudad hasta que estuvo en condiciones de pedir traslado, recién pasados cinco años.
Hoy es, a los cuarenta y poquitos años, directora de una escuela rural, que poco tiene que ver con nuestras escuelas rurales. Para llegar a ella, nuestra amiga atraviesa tres pueblos, distantes entre sí por tan sólo 5km, por caminos asfaltados en muy buen estado y con transporte público continuo y permanente.
Se asombra y, en sus palabras, "le angustia" el estado en que ve nuestra infraestructura, mesas que dice "jamás se han visto así en mi país" y nos hace sonreir casi con amargura cuando nos cuenta que dispone de dinero del estado para comprar "todo lo que le haga falta para trabajar" y que los ingresos de los docentes son "dignos".
En lo estrictamente pedagógico, trabaja con dos grados/años a la vez, disponiendo, para lograr un trabajo autónomo y a gusto de sus alumnos, los materiales del día alrededor del salón, así cada pareja puede decidir en lo que va a basar su tarea . A veces, cuando es necesario, la clase es común para todos.
Los temas que elige mensualmente, a modo de los "transversales" nuestros, los aborda a través de discusiones gruales, con todos los niños dispuestos en ronda (por ejemplo, este mes estaba trabajando "Educación sexual")
Birgit nos deja, más allá de las diferencias que una vida en el primer mundo pueda tener con la nuestra, la imagen de una maestra que gusta de lo que hace, que se siente profesional, y que está respaldada por un estado que entiende que para crecer, la educación es una acción política prioritaria.
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